Esta vez presento una síntesis del capítulo “Enseñar a la gente a escribir su vida”, del libro titulado “El pacto autobiográfico y otros estudios” de Philippe Lejeune, editado por Megazul-Endymion, Madrid, 1994.
¿Es posible enseñar a la gente a escribir su vida? ¿Dónde y por qué se enseña la autobiografía? Se me ocurrió investigar sobre este tema al fijarme que en las bibliografías norteamericanas citaban constantemente nuevos manuales pedagógicos sobre el tema de la autobiografía, o guías prácticas dirigidas al público en general: How to write your personal history. Nunca había visto libros de este tipo en Francia. ¿Se trataba de una especialidad norteamericana? En cierta manera, sí… La única producción significativa se da en Estados Unidos...
Quizás, antes de presentar los resultados de la misma, tendré que confesar la actitud ambigua que he tenido como investigador. A un mismo tiempo abierto y desconfiado.
…tenía otra razón para ser curioso: puede que respondieran a cuestiones que me planteaba en tanto que profesor. ¿Resultaría normal que diera clases sobre el género autobiográfico (y, lo que es más, sobre la “autobiografía actual”) sin proponer a los estudiantes que practicaran ellos mismos el género? Y, ¿si lo intentara, cómo lo haría?
Adoptaba una actitud desconfiada… “Si escribo mi vida, es para construir mi identidad con un lenguaje personal, o para legar una experiencia singular. Ahora bien, desde el principio el autor del manual parece saber ya en qué marco se sitúa mi unicidad, y conoce los medios que me permitirán comunicarla. Me veo relacionado con la generalidad: mi unicidad es… un hecho de serie… Mi vida ya está escrita por adelantado…”. Sin duda había en ello también otra reacción, francesa y elitista: “La escritura es algo que no se enseña”.
… Esta investigación me llevó finalmente a modificar mi práctica pedagógica. La lección fundamental que he sacado de ello es que en tales aprendizajes lo importante no es la retórica o el arte de escribir, sino la petición de escucha, la búsqueda del destinatario, la relación que se crea, y que hace posible todo lo demás.
Mi propósito aquí será simplemente organizar mis planteamientos, y poner un poco de claridad en este campo sin duda heteróclito en el que he reunido todo lo que tenía relación con el aprendizaje de la autobiografía… Pero antes de la cuestión del cómo viene la del por qué.
¿Por qué?
Desde el punto de vista de la oferta, nos podemos preguntar de dónde provienen las personas que proponen sus servicios a los aprendices autobiógrafos. ¿Qué tipo de autoridad o de competencia alegan? ¿Qué servicios ofrecen y con qué finalidad?
Desde el punto de vista de la oferta, nos podemos preguntar de dónde provienen las personas que proponen sus servicios a los aprendices autobiógrafos. ¿Qué tipo de autoridad o de competencia alegan? ¿Qué servicios ofrecen y con qué finalidad?
Veamos cinco situaciones posibles:
1. Los profesionales de la escritura, que venden una habilidad. Es el caso de una empresa recientemente creada, SOS Manuscritos, a la cual pueden dirigirse personas que quieren escribir su vida, o que ya la han escrito pero quieren mejorar su texto. Se estudia el caso, se hace un presupuesto, para un trabajo de elaboración o de reconstrucción con el cual se les asocia. “En lo que a mí se refiere, tengo la impresión de desempeñar el papel de confesor, de partero, de psicoterapeuta”, dice Michel Dansel fundador de la empresa… Allí van a buscar, a la vez que consejos técnicos, una atención personalizada, lo que un manual nunca podría ofrecer.
Se pueden proponer otro tipo de servicios a candidatos autobiógrafos, pero no implican un aprendizaje de la escritura. De entrada la oferta de “libros en blanco”, con encuadernación de cuero, destinados a lo que se escribe y conserva en ellos, entre otras cosas, “diario íntimo, carrera profesional, aventuras sentimentales, historia familiar, matrimonios”, etc… Finalmente la oferta, que de por sí es decepcionante, de “publicar” por cuenta del autor, tres mil ejemplares del texto autobiográfico (u otro) que ha escrito. Existe pues todo un mercado de la autobiografía.
Se pueden proponer otro tipo de servicios a candidatos autobiógrafos, pero no implican un aprendizaje de la escritura. De entrada la oferta de “libros en blanco”, con encuadernación de cuero, destinados a lo que se escribe y conserva en ellos, entre otras cosas, “diario íntimo, carrera profesional, aventuras sentimentales, historia familiar, matrimonios”, etc… Finalmente la oferta, que de por sí es decepcionante, de “publicar” por cuenta del autor, tres mil ejemplares del texto autobiográfico (u otro) que ha escrito. Existe pues todo un mercado de la autobiografía.
2. Los profesionales de la enseñanza en lengua materna (es decir, los profesores). En Francia, el ejercicio de la redacción tradicionalmente es considerado como elemental y reservado a las clases de los pequeños. Cuando se hacen mayores, hacen disertaciones, que es algo más serio. Por otra parte, el mundo académico y extra-académico están, en la mente de los alumnos y de los profesores, claramente separados. De ahí la sorpresa y el escepticismo del profesor francés cuando lee manuales de aprendizaje de la autobiografía destinados a estudiantes, y que parecen corresponder a una práctica pedagógica real. Estos manuales ofrecen una programación metódica en el aprendizaje, dan modelos sacados de los mejores autores clásicos y contemporáneos, proponen “ejercicios”. La finalidad, por ejemplo, que se propuso Lyons, es la de enseñar a los estudiantes a escribir y a componer. La autobiografía le parece un buen terreno de aprendizaje, porque el niño ya conoce el tema a tratar (¡), y puede centrar todo su esfuerzo en la escritura y en la composición. El libro de Porter y Wolf tiene un propósito menos utilitario, está más centrado en los grandes problemas existenciales, que refleja la autobiografía. El problema consiste en saber si esta oferta responde a una demanda, y qué tipo de compromiso adopta el profesor en sus relaciones con los alumnos. Tal enseñanza, sin duda, sólo es convincente si el profesor ya ha hecho y sabe hacer lo que pretende enseñar…
3. Los aficionados misioneros. Entiendo por ello, todos aquellos que, al haberlo pasado bien redactando su autobiografía o llevando un diario, se les ha metido en la cabeza enseñarlo a los demás. A menudo el libro es en sí mismo el resultado de una práctica pedagógica real (seminarios, cursos, talleres) y prolonga una especie de “cruzada” que es tan moral como literaria…
4. Los profesionales de la formación, para quienes la autobiografía (oral o escrita) del formado es en esta ocasión no una finalidad sino un medio. Su propósito no es enseñar a la gente a escribir su vida, sino simplemente a vivir, tomando conciencia de su pasado. En un segundo plano, y en el origen histórico, de este movimiento, está claro que está el psicoanálisis, en la medida en que fomenta sistemáticamente la amnesia del paciente, y ve en la revisión y la expresión del pasado uno de los medios de la “cura”… No tiene nada que ver con lo literario: el saber en el que se apoya el formador es de carácter psicológico y sociológico, y los textos que se escriben sólo son el testimonio y resultado de un trabajo de transformación de uno mismo. Al igual que las palabras que se intercambian en el análisis, sólo tienen plenamente sentido para aquellos que han vivido esa experiencia.
5. Por último, los catalizadores, aquellos cuya oferta es sólo la de una atención, o de una lectura, y que, sin dar ningún consejo y sin intervenir, desencadenan en los demás un deseo de escritura y las hacen pasar al acto. A menudo suele ser un proceso involuntario: en las entrevistas de historia oral, el entrevistado, que gracias a las preguntas empieza a recordar su pasado y comprueba el interés que suscitan sus respuestas, se suele animar a escribir su vida, compra un cuaderno y empieza…
¿Y la demanda? Nunca se ha llegado a hacer una encuesta estadística sobre las prácticas de escritura personal… El público al que va dirigido los libros norteamericanos está fundamentalmente constituido por personas a las que les gustaría escribir pero no se atreven. El destinatario del manual se supone que está ya convencido del interés de la escritura personal… El bloqueo del demandante puede ser de dos tipos diferentes. Bloqueo ante la propia escritura, relacionado sin duda con la clase social y la educación… Pero tales bloqueos se encuentran de hecho en todos los medios, y son a menudo la tapadera de otro tipo de bloqueo, más importante, que es el de la comunicación, o de un bloqueo ante la propia vida. La necesidad fundamental es entonces la de una atención, y la de una relación estructurante y que dé seguridad.
…la autobiografía, es una actividad propia de la madurez o de lo que actualmente se llama la tercera edad… La oferta es reciente, y forma parte de un importante movimiento social, al igual que el desarrollo de la psicología, la aparición de la historia oral y la difusión a través de los medios de comunicación de lo “vivido”, que tratan de llamar la atención del individuo sobre sí mismo.