lunes, 10 de enero de 2011

Reminiscencia (y II)

Aquí presento la segunda parte del artículo: Deterioro intelectual y reminiscencia, de la Dra. Beatriz Sepúlveda López, Directora General de GRESMA, y que apareció en el número de octubre de 2010 de la revista Médico Moderno. 

FUNCIONES DE LA REMINISCENCIA

A continuación nos daremos cuenta de la gran importancia que tiene ésta, no sólo para el buen envejecer sino para tener una historia que seguir recordando, algunas de sus funciones son las siguientes:

Favorece la integridad
Al relacionar lo vivido, el pasado con el presente, se constituye una vivencia de continuidad, de historia de vida. Así, al integrar el pasado hay una reconciliación con la vida que nos ha tocado, evitando con ello una excesiva añoranza por lo no vivido. Permite encontrar significado y propósito –sentido- a la vida. Lograr la integridad es una de las características del buen envejecer.

Refuerza la identidad y aumenta la autoestima
Identidad es la vivencia del propio yo, una unidad que nos distingue de los otros, es lo que nos hace singulares y como nos conocemos a nosotros mismos. Uno se visualiza como único a través de la vida, se reconoce entonces en el niño y el joven que fue, en el adulto que creció y hoy en el adulto mayor en una nueva etapa de la vida por vivir.
Tendemos a mantener la identidad a través de los múltiples cambios que sufrimos a lo largo de la vida, tendemos a sentirnos los mismos, aun cuando nuestro cuerpo, nuestra forma pensar, nuestros roles y nuestro lugar en la sociedad cambien. En este sentido, la identidad es en lo que se compara la adolescencia con el envejecimiento, el adolescente debe forjarse una y también sufre pérdidas, el adulto mayor debe conservarla, y necesita lograr la continuidad de ella por medio de los cambios. Cambios y preparación para la adultez en el adolescente, para la vejez en el adulto mayor.
Así como el adolescente fluctúa a veces entre conductas infantiles y adultas, también el que envejece quiere seguir siendo joven y se esfuerza, quizá demasiado, en actividades en general físicas y otros asumen la vejez antes de tiempo… se entregan.
La autoestima es el aspecto afectivo de la identidad. En el envejecimiento y a causa de los cambios y de las pérdidas decimos que la autoestima se ve amenazada, hablamos de una herida narcisista. Es un momento en el que el adulto mayor se siente más vulnerable, a veces más solo y el recordar, con otros, hechos de su vida, le ayuda emocional y socialmente otorgándole la oportunidad de encontrar nuevas fuerzas.
La reminiscencia ayuda a reforzar la autoestima porque recuerdan hechos en donde se tenía mayor vitalidad, se pone de manifiesto todo lo que se hizo, se creó, se sintió, se tejió en una vasta historia personal y se reconoce como propio. Así, al lograr traer a la memoria momentos vividos con intensidad, entusiasmo y éxito, la potencia y la vitalidad, que hoy se consideran como disminuidas, adquieren un nuevo y mayor sentido.

Permite la resignificación
Ésta tiene que ver con volver a evocar un acontecimiento muchas veces conflictivo, que pudo ser traumático o no, y efectuar un repaso de éste que permite una ubicación de ese hecho o evento de una manera menos dolorosa. De acuerdo con nuevas experiencias y con el tiempo de fondo se pueden dar significados distintos a las cosas vividas.

Estimula los duelos
El duelo es un trabajo psíquico necesario para afrontar una pérdida significativa tal como un ser querido, un objeto importante o una actividad relevante; este trabajo psíquico se da acompañado por una sensación de tristeza, de dolor. Pérdida y reacción frente a la misma son las partes del duelo.
La pérdida es una experiencia vital, se siente que ya no se tiene o se ha dejado algo significativo, sea real o no. Ya Freud, en 1915, decía que “el duelo es por lo general la reacción a la pérdida de un ser amado o de una abstracción equivalente, la patria, la libertad, ideal, etc”.
El duelo lleva a desprenderse íntimamente del objeto perdido, es un proceso, es decir, tarda un tiempo y su resolución encamina a la liberación de energías que quedan entonces disponibles para nuevas actividades, para nuevos vínculos. En el transcurso del camino de vida invariable e inevitablemente se viven muchas pérdidas más o menos significativas, más o menos dolorosas, pero que, sin duda, nos precisan a la habilitación de nuevas capacidades afectivas y sociales, nos precisan a reaprender, a continuar y a aceptar quienes somos con lo vivido.

Triunfo de la longevidad
Es a través de la reminiscencia que uno puede mostrar una historia de vida, rica de experiencias, donde la supervivencia indica un triunfo sobre la muerte, haciendo posible un mayor bagaje vivencial.

Ayuda a mantener la memoria colectiva
Al transmitir los hechos del pasado a las nuevas generaciones permite, al mismo tiempo, la búsqueda de nuestras raíces ancestrales. Recordemos que sólo aquellos que la han vivido son quienes pueden narrar la historia.
Todos los estudios realizados para corroborar el efecto de la reminiscencia, como los que resultan de la práctica clínica muestran cómo las personas que tienen la posibilidad de recordar tienen menos tendencias depresivas. Así Robert Butler, importante gerontólogo estadounidense dice que “hay una correlación positiva entre reminiscencia y la adaptación positiva a la vejez, gracias a la conservación de la autoestima y a la consolidación del sentido de identidad”. También los estudios de McMahon y Rhudick, en 1967, en encuestas con un grupo de veteranos de guerra han llegado a conclusiones similares.
La reminiscencia deviene además en un recurso psicoterapéutico de inmenso valor, ya sea de manera oral o escrita, a manera de creación literaria o artística. Recordar muchas veces asusta tanto como el no lograrlo; sin embargo, pareciera que socialmente se condiciona para olvidar, para no ver o no reparar en aquello que no está bien, que molesta, bloqueado el recuerdo, llegando incluso a dejar de lado el recuerdo feliz por restar importancia.
La reminiscencia da la posibilidad de ver desde la cumbre de la montaña lo caminado y observar, tender la mano a quienes vienen escalando tras nosotros; da la posibilidad de observar nuestra historia completa y respirar profunda y tranquilamente, reconociendo y reflexionando en cada uno de los momentos vividos; da la posibilidad de saber que hemos triunfado al vivir vasta y plenamente… la reminiscencia permite sentir los colores que se llevan por dentro para darles un nuevo brillo.